Como en su origen, los baños árabes constan de tres ambientes propiciados por las pozas con agua a distintas temperaturas, que dan nombre a las salas caliente, templada y fría. Cada cliente realiza a su gusto el recorrido, siempre bajo las recomendaciones del equipo de Hamman Granada para un mayor disfrute de la tradición. El recorrido, ambientado con música andalusí, se completa con la sala de vapor, la sala de reposo, donde se puede disfrutar de un té, y la sala de piedra caliente, en la que los clientes recibirán el masaje o Ritual que elijan. Se sentirá transportado en el tiempo y se dejará llevar a través de un viaje por el exotismo y sensualidad de la mítica Al Ándalus. Al salir, a pocos metros, la Alhambra, una visión que redondea la experiencia del pasado.
Granada fue la capital del Reino Nazarí, el período de máximo esplendor de Al Ándalus. En 1998, cinco siglos después de que los Reyes Católicos cerrarán el último hammam, los baños árabes volvían a estar a disposición de la ciudad, eso sí, reconvertidos en un servicio con instalaciones de alto nivel y con una oferta adaptada a la modernidad. Su ubicación junto a la Plaza Nueva, a los pies de la Alhambra y frente al barrio del Albaicín, es absolutamente privilegiada.